Oratorio La Senna festeggiante
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La serenata se desarrolló en Italia a partir de 1700 como una cantata cuasi operística que solía componerse para celebrar algún suceso social o político importante. De las ocho conocidas de Vivaldi se han conservado sólo tres. La Senna festeggiante es la más compleja, pero desconocemos las circunstancias de su composición. Pudo haber sido encargada en 1726 por el nuevo embajador francés en Venecia, aunque las notas del folleto proponen otras posibilidades. En la parte I, el río Sena (bajo) se alegra del retorno de la Edad de Oro, y la Virtud (contralto) da la bienvenida a Francia bajo Luis XIV. La parte II nos presenta a los tres solistas en descarada adoración al rey. A pesar de las limitadas posibilidades dramáticas del libreto, esta música posee una intensa teatralidad, con arias de composición muy caracterizada, aunque escritas con sobriedad. También incluyen alusiones al estilo orquestal francés, perceptibles en las sinfonías introductorias de cada parte.
A pesar de la interpretación magníficamente disciplinada, elegante y entusiasta del Concerto Italiano, esta nueva grabación de Alessandrini resulta decepcionante. Como suele ocurrir con las obras vocales del siglo XVIII, a pesar de ser muy minucioso con el estilo instrumental y la orquestación (hace que los oboes y las flautas de la sinfonía de la parte I intervengan en toda la obra), utiliza voces inadecuadas. Sólo la ágil Sonia Prina evita en general un vibrato excesivo y mantiene en gran medida su sonora voz de contralto dentro de los límites del buen gusto barroco. La soprano Juanita Lascarro, con una voz ahogada por el fuerte vibrato, ejecuta todas sus arias y recitativos con una fuerza dramática propia del verismo pero ajena a los estados de ánimo. A pesar de contar con una contralto de inferior calidad, sigue siendo preferible la grabación de 1997 de Martin Gester (Accord). Pero todavía estamos a la espera de un disco plenamente satisfactorio. CHRISTOPHER PRICE
A pesar de la interpretación magníficamente disciplinada, elegante y entusiasta del Concerto Italiano, esta nueva grabación de Alessandrini resulta decepcionante. Como suele ocurrir con las obras vocales del siglo XVIII, a pesar de ser muy minucioso con el estilo instrumental y la orquestación (hace que los oboes y las flautas de la sinfonía de la parte I intervengan en toda la obra), utiliza voces inadecuadas. Sólo la ágil Sonia Prina evita en general un vibrato excesivo y mantiene en gran medida su sonora voz de contralto dentro de los límites del buen gusto barroco. La soprano Juanita Lascarro, con una voz ahogada por el fuerte vibrato, ejecuta todas sus arias y recitativos con una fuerza dramática propia del verismo pero ajena a los estados de ánimo. A pesar de contar con una contralto de inferior calidad, sigue siendo preferible la grabación de 1997 de Martin Gester (Accord). Pero todavía estamos a la espera de un disco plenamente satisfactorio. CHRISTOPHER PRICE
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